Apenas hace unos días se conmemoró el Día Internacional del Perro, una fecha impulsada por organizaciones animalistas para visibilizar el vínculo entre personas y canes, así como para promover su bienestar; por ello, hoy, te contamos acerca de la Unidad Canina K9 de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado (FSPE).
En Guanajuato se reconoce también a los perros que trabajan para proteger a la ciudadanía, que patrullan, que detectan riesgos y contribuyen a salvar vidas: los integrantes de la Unidad Canina K9.
¿Cómo hacen su trabajo?
Un binomio canino es más que un perro entrenado junto a su manejador: es disciplina, entrenamiento técnico y una conexión que se construye con tiempo y confianza. En el terreno, trabajan como uno solo: revisan vehículos, inspeccionan paqueterías, patrullan zonas de riesgo y participan en operativos donde el olfato hace lo que a veces no alcanza con la simple vista.
La Unidad K9 de las FSPE está conformada por 32 oficiales caninos: 20 en la base León y 12 en Celaya. La mayoría son de raza pastor belga malinois, pero también hay pastores alemanes y un pastor holandés.
Están especializados en la detección de marihuana, cristal, cocaína, fentanilo, papel moneda y armas de fuego. En los últimos meses han participado en aseguramientos relevantes, como el hallazgo de 50 kilogramos de hierba seca similar a la marihuana y la detección de 3 kilos de una sustancia con características de cristal, así como armas de fuego.
“Un solo binomio puede hacer el trabajo de tres o cuatro policías con su olfato tan desarrollado”, explica el inspector Luis Rico Zavala, encargado de la unidad. “Hemos tenido muy buenos aseguramientos, sobre todo en paqueterías y en puestos provisionales preventivos”.
¿Cómo es su entrenamiento?
El entrenamiento de cada canino operativo toma alrededor de un año, y los manejadores deben pasar por un proceso riguroso.
“Principalmente se tiene que certificar de manera interna en las Fuerzas de Seguridad Pública. Posteriormente, si vemos que cumple con los requisitos, se manda a una certificación a los Estados Unidos”, detalla el inspector.
Gracias al respaldo de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley del Departamento de Estado (INL), algunos integrantes han sido capacitados en Florida, con aval de la embajada estadounidense.
La operatividad también exige constancia: “Diariamente se realizan chequeos veterinarios, entrenamiento, simulación en vehículos, paqueterías o en casa habitación”, describe Rico Zavala. Cuando no hay entrenamiento formal, los perros realizan caminatas de desestrés o ejercicios con obstáculos.
Pero la técnica no lo es todo. El vínculo entre cada manejador y su perro es determinante. La afinidad emocional también es parte de la eficacia y los buenos resultados, y esa conexión permanece incluso cuando termina la etapa operativa, pues cuando un perro se jubila después de años de servicio, suele ser adoptado por su propio manejador.